Girasoles

Posted by Jose Manuel Celis | Posted in | Posted on 20:02


Y por fin el sueño de toda su vida hecho realidad, lo que tanto quiso y soñó, ahora lo ve desde lo lejos; puede que ya no sea tan joven como cuando lo deseo, cuando lo vio en su cabeza por primera vez, pero por lo menos ahora lo ha logrado.

De esa extensa pradera (que carecía de alegría, de color… de luz), la cual había antes en aquel sitio, hoy queda tan poco, que nunca se podría adivinar que se tratara del mismo lugar. Alicia ha hecho un trabajo formidable en este espacio, lo ha llenado de “sus soles”; uno y cada uno de los rincones de aquella pradera los ha llenado con sus amadas flores, las cuales han traído alegría y han irradiado luz en todas las direcciones posibles.

Tenía como 5 años cuando se imagino este lugar, acababa de conocer los girasoles y fue instantáneo el amor por “los soles”(como ella les dice); desde ese día, cada vez que dormía, no soñaba nada que no tuviera que ver con ellos. Ya han pasado varias décadas desde aquello y no por esto su amor ha disminuido, tampoco es menor su alegría, ni mucho menos le quita merito a su logro, seguramente, si hubiera logrado su cometido a cualquier otra edad, su reacción hubiera sido la misma; su sonrisa temblorosa, sus movimientos torpes y hasta su lagrima descendiendo lentamente por su mejilla habrían sido igual, tuviera los años que tuviera.

Ya lo había observado lo suficiente desde lejos, ya lo había visto lo necesario desde afuera, ahora solo quedaba una cosa… disfrutarlo, pero desde adentro. Se quito su sobrero tejido (descubriendo su corta y grisácea cabellera, además de su rostro, moreno y hermoso, aunque algo desgastado) y los guantes de jardinería que le había regalado su esposo (hacia mas o menos 40 años). Corrió tan rápido como su cuerpo, y especialmente sus huesos, la dejaron y en segundos se encontró rodeada de sus amores, sus 3457 girasoles los cuales había plantado, uno por uno, y cuidado como buena madre que era. Recorrió cada rincón que pudo y disfruto como nunca en la vida, y de pronto… se recostó, se sumergió en el océano amarillo y solo hasta ese momento pudo descansar, solo entonces su corazón descanso; solo ahí pudo dejar de trabajar, solo en ese instante su corazón dejo de trabajar.

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